Historia fuertemente dramática. En ocasiones funcionaria como un terror de otro tipo al que se esta acostumbrado. La historia aborda un tema muy interesante, lo cual amerita que la fotografía sea estudiada muy detalladamente. Son sorprendentes todos los encuadres que se aprecian, al igual que el juego que se muestra con la luz. La escena donde la madre se sumerge en el agua, es una de las tomas más interesantes que se muestran, una de mis favoritas. Es una magistral reflexión de Kenji Mizoguchi sobre el hombre, su entorno, y la redención que brinda eternidad al espíritu.