Vemos todo un mundo adulto del periodismo y corrupción pero de una manera humorística que todo sentido de seriedad se pierde para dar lugar al entretenimiento, pues ver a bebés que con una puesta en escena, montaje y un relativamente buen doblaje nos sacan un par de risas. El manejo de actuación de Ray sobre estos niños de muy, muy corta edad, fue muy interesante. Aquellos gestos, miradas y movimientos corporales que transmitían fue lo que necesitaba el corto para tener el peso que tiene.